viernes, 12 de enero de 2007

Elogio








[salud!] Poco tiempo hace en el transcurso de mi vida decidí con el fin de no malgastar todo el tiempo que debía pasar en conversaciones vanas e insulsas, ya fuese meditar de tanto en tanto sobre algún tema que se relacionara con nuestros comunes, ya transportarme con el pensamiento hacia donde se hallaban los amigos que pronto vería nuevamente. Entre ellos tú ocupas el primer lugar mi querido [...]. a pesar del tiempo pasado, tu recuerdo es para mí tan vívido como si me hubiera hallado a tu lado hacía un instante, y que me muera si en mi vida he hallado mayor deleite que con tu compañía. deseando, pues, hacer alguna cosa y no pudiendo emplear mi tiempo en un trabajo, se me ocurrío un elogio de la locura. tú díras; "¿Qué cosa puso en tu cabeza semejante idea?" en primer lugar tu apellido, tiene tanta analogía como la palabra moria* como tu pe:rsona se diferencia de ella, pues sin duda eres, según todos admiten, su mayor enemigo. Por otro lado, pensé que este juego de la imaginación te sería mas grato que a nadie, puesto que este género de broma, que en mi opinión no carece de sabor ni de gusto, te divierte mucho, y que en la condición actual de la vida no acostumbras imitar. Aunque el alto grado de tu inteligencia te coloca por encima del vulgo, te es tan fácil al igual que placentero, mostrarte con todos "el hombre de todos los momentos" gracias a tu carácter ameno y tu incomparable dulzura. Has de aceptar, pues, con gusto, esta insignificante declaración como un presente de tu amigo, y asi mismo te convertirás en su defensor, por cuanto, siéndote dedicado, ya no es amí a quien pertenece, si no a ti. es posible que no falten críticos que censuren, los unos, que son estas insignificancias impropias de un teólogo; y los otros, que son demasiado satíricas para no herir la moderacion; clamaran quiza que resucitamos la comedia, que imitamos y que todo lo destrozamos a dentelladas. Por lo que se refiere a quienes escandalizan por lo jocoso del tema, les ruejo que adviertan que no soy yo quien doy el ejemplo.


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