viernes, 4 de noviembre de 2011
Una despedida
Una despedida
...
"Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me
regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en
definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los
ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen,
despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan y
¡cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate!
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces
al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
Dios mío si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y
esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las
estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que
les ofrecería a la luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor
de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... No dejaría pasar un sólo día sin
decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer u hombre
que son mis favoritos y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de
enamorarse cuando envejecen, ¡sin saber que envejecen cuando dejan de
enamorarse! A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a
volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el
olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He aprendido que
todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera
felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un
recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su
padre, lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo,
cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas cosas las que he podido aprender
de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me
guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.
Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas. Si supiera que hoy fuera la
última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor
para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que esta fuera la última vez
que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo
para darte más. Si supiera que esta fuera la última vez que voy a oír tu voz,
grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez
indefinidamente. Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría
"te quiero" y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las
cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría
decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la
última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que
si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo
para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para
concederles un último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo
mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles
"lo siento", "perdóname", "por favor", "gracias" y todas las palabras de amor
que conoces.
Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y
sabiduría para expresarlos. Demuestra a tus amigos cuánto te importan."
Autor: desconocido, texto encontrado en Internet
Producido por presencias.net
Suscribirse a:
Entradas (Atom)