lunes, 25 de noviembre de 2013

Quiero






Quiero que me oigas, sin juzgarme. Quiero que opines, sin aconsejarme. Quiero que confíes en mí, sin exigirme. Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí. Quiero que me cuides, sin anularme. Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mí. Quiero que me abraces, sin asfixiarme. Quiero que me animes, sin empujarme. Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí. Quiero que me protejas, sin mentiras. Quiero que te acerques, sin invadirme. Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten, que las aceptes y no pretendas cambiarlas. Quiero que sepas, que hoy, hoy puedas contar conmigo. Sin condiciones.”

— Jorge Bucay
 —

Mi vida








"Mi vida"


Tiempo, solo el tiempo... poco ha pasado el tiempo desde aquella primera charla. ¡Cómo pasa el tiempo! Siento como si fuesen 100 años los que hemos tenido el placer de conversar por horas. Empiezo a creer en aquellas teorías que indican que el tiempo es un elemento subjetivo.

¡Qué coincidencias nos presenta la vida! Estar presentes en el mismo lugar, a la misma hora; la vida me premió con encontrarte cuando menos lo esperaba, cuando menos lo imaginaba.

Tus primeras palabras fueron una sorpresa para mí, pues cuando pensaba que las personas buenas estaban extintas, llegaste a mi presente para curar mi pasado y esperanzar mi futuro. Futuro en el cual, desde hoy, te has ganado un lugar.

¿Cómo puede ser posible tener tanta confianza con alguien a quien acabas de conocer? No lo sé, quizá nunca lo sabré. Pero estoy seguro que ésa es una de las preguntas que jamás querré saber. La química que siento a tu lado no necesita respuesta alguna.

¿Nos conoceremos de alguna vida pasada? ¿Será que estamos en esta para cumplir algún pendiente de la anterior? Ojalá sea así, ya que si tú has existido con anterioridad para mí, hoy te prometo existir para ti por el resto de nuestros encuentros próximos.

Tu voz. ¡Qué sonido tan maravilloso el que emana de esa linda boca cuyos labios forman una sonrisa en la que me perdería por siempre! El timbre, la entonación, ¡simplemente es perfecta! Las palabras que pronuncias son el mejor aliciente que alguna vez haya podido escuchar.

¿Me gustas? Es bastante obvio. ¿Te aprecio? Sin ninguna duda. ¿Te quiero? Mucho más a cada instante. ¿Te adoro? Empiezo a hacerlo en demasía. ¿Te amo? Te lo haré saber si con tu dulzura me sigues conquistando todos los días.

Espero que te guste lo que puedo ofrecerte: un corazón dispuesto a tocar las fibras más sensibles de tus sentimientos y la lealtad de un alma sincera que nunca te fallaría.






Amantes de la Ortografía